Guadalupe Nogués
Guadalupe Nogués intenta desde la comunicación entrelazar los conocimientos aprendidos en la ciencia y la educación para responder a su pregunta guía “¿cómo podemos hacer para vivir mejor como sociedades?”. Posverdad, tribalismo, cambio climático, Galeano, Hesse.
Uno
Creo que Guadalupe halló su objetivo en éste momento porque es en el cual puede contribuir a responder su pregunta guía: ”¿Cómo podemos hacer para vivir mejor como sociedades?” ; lo buscó varias veces y hoy desde la comunicación, el lugar desde donde puede desarrollar todo su conocimiento, su experiencia, su sabiduría e intentar hacer todo lo posible para vivir mejor como sociedades; aborda esta problemática principalmente desde un punto: la posverdad, término al que se refiere cuando las personas pese a los hechos y evidencias comprobadas deciden no creer en eso y crear su propia verdad a partir de creencias, sesgos e ideologías.
Un ejemplo de posverdad muy evidente que trata en su libro Pensar con Otros y en la entrevista es el del cambio climático; “sabemos que está ocurriendo y sabemos que los seres humanos somos en gran parte responsables de que eso ocurra y sabemos que es peligrosísimo y hay que resolverlo de alguna manera y de manera global, es un problema muy, muy complejo. Pero ahí hay evidencias y hay una verdad científica –no dogmática, sino una verdad sostenida en evidencias- y no toda la gente está alineada con eso. En mi caso yo sí. Obviamente me puedo equivocar pero siento que estoy basándome en las evidencias, en el consenso científico y hay un cambio climático”.
El cambio climático es una verdad, sobran ejemplos; la deforestación del Amazonas; sequías de ríos y lagos en Mendoza, en Chile; deshielo de glaciares; temperaturas insoportables; ¿quién puede dudar del cambio climático? ¿por qué se duda del cambio climático? ¿Por qué no se acciona contra el ecocidio?
“Pero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el veinte por ciento de la humanidad comete el ochenta por ciento de las agresiones contra la naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio, y es la humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables”. Eduardo Galeano siempre trató los problemas ecológicos y ésta cita del libro “Úselo y tírelo” en 1994 lo demuestra; no es un problema actual el que estamos atravesando y debemos nombrar a los responsables. “Las empresas que más éxito tienen en el mundo son las que más asesinan al mundo; y los países que deciden el destino del planeta son los que más méritos hacen para aniquilarlo” Galeano, otra vez.
Seguramente, como dijo Guadalupe, tengamos cierta implicancia con respecto al cambio climático pero no sé si puedo hablar de “responsabilidad” al pensarnos a nosotrxs, lxs terrenales. Como dijo Galeano, las empresas que más éxito tienen son las que más contaminan, los países que imponen la agenda –de medios de comunicación, de educación- son las que más mérito hacen para aniquilarlo; somos cómplices pero no podemos cargarnos la responsabilidad. Ejemplo: en el mes de abril de 2020 el Amazonas sufrió el mayor índice de deforestación de los últimos 10 años: 529 km2 fueron perdidos, 171% más que en abril de 2019; ¿ese ecocidio es responsabilidad nuestra?; las empresas avanzan sin ley que se lo impida, las vidas no valen, vale el mercado.
La tribu Yanomami habita la parte nórdica del Amazonas, viven en Brasil y Venezuela. Desde la década de 1980 buscadores de oro y garimpeiros (buscadores ilegales de piedras ‘preciosas’) acechan su tierra ilegalmente. El pueblo sufrió en la ya mencionada década una invasión de 40.000 garimpeiros que provocó un genocidio en el cual murió el 20% de la población. En abril de 2020, volvió a registrarse un número altísimo de buscadores ilegales en la zona: 25 mil. El avance de los explotadores provoca deforestación; la minería provoca contaminación de ríos, animales, bosques y principalmente, asesina gente; ¿éste ecocidio, éste asesinato de personas, es nuestra responsabilidad?
El consumo indiscriminado y la pérdida de consciencia sobre nuestros actos no son hechos aislados. La cantidad de carne que consumimos, la cantidad de basura que generamos, la cantidad de plástico que consumimos, el combustible de los autos y muchas otras causas más nos pueden categorizar de cómplices. Sin embargo, no creo, realmente no lo creo, que seamos responsables del ecocidio.
La posverdad, desde mi punto de vista, en cuanto al cambio climático, la generan los verdaderos responsables de éste ecocidio: las empresas, los países; el sistema capitalista.
El sistema que promueve una alimentación ganadera que no es sustentable para el ecosistema; el sistema que promueve como Estado al mercado y no a la sociedad; el sistema que promueve el progreso mediante sus políticas y extermina a lo que se diferencia como a los Yanomami; el sistema que cultiva en nuestra región para exportar pero acá hay cada vez más gente que no tiene para comer; el sistema capitalista que se enriquece por el ecocidio, ¿cómo no va a generar posverdad?.
Hay una verdad dogmática, como decía Guadalupe, sostenida en evidencias, ejemplos sobran, luchemos y aboguemos por nuestro bienestar, el bienestar humano.
“Para personas que no aceptan eso o lo niegan –el cambio climático-, esas personas estarían en una situación de posverdad. No necesariamente porque sean mala gente ni nada –por ahí alguno sí- pero me parece que esas confusiones tienen que ver con cuestiones muy personales y muy de la historia de cada uno y su contexto. Pero de la misma manera yo siento que sí puedo estar bajo posverdad en otros temas, o cada uno de nosotros, en realidad ¿no?”.
Luego de la profundización en el tema del cambio climático, continúo en la devolución de Guadalupe para remarcar una frase en particular; cada unx de nosotrxs puede estar en una situación de posverdad sin siquiera saberlo. Más allá de la autocrítica que debería hacer cada unx y ver por qué estamos a veces tan dispuestxs a discutir ciertas verdades comprobadas en evidencias, siento que deberíamos emanciparnos del querer generar una opinión sin tener argumentos o de querer generar una opinión basándonos en argumentos que escuchamos de panelistas en televisión o leemos de notas en páginas web.
La posverdad puede ocurrir hasta en los sucesos que más cerca nos tienen, voy a ejemplificar con Orlando, un chileno de más o menos 50 años que me aventó en la ruta en Mendoza; arrancamos viaje y como era el primer chileno con el que me cruzaba deseaba preguntarle sobre la situación social, los carabineros y demás, cuando le pregunté, no me sorprendió su respuesta. Me dijo que lo que estaban haciendo los carabineros “estaba perfecto” que quienes estaban en la plaza manifestándose “eran unos vagos”. Más allá de la incomodidad que generó en mi cabeza, sabía que el trayecto era largo y el aventón me servía, así que seguimos viaje. Llegando al final del trayecto se puso a hablar sobre su hija que estaba por terminar la carrera y que también era un “alivio” ya que la facultad era muy cara, estaba pagando “5000 dolares anuales”. ¿Cuántas personas se distancian de luchas por cómo nos lo cuenta el sistema; la televisión y los medios digitales? ¿Cuántas veces hablamos, como habló Orlando, sin siquiera saber qué es lo que está pasando realmente?
Siento que Orlando atraviesa un fenómeno que Guadalupe describe como tribalismo. Se trata de esas situaciones en las que las personas se agrupan con pares que piensan similar pero que también se sienten identificadas por un odio común hacia aquellas que piensan diferente. Ésta situación que divide en bandos, separa, viene desde hace un montón de tiempo; “caldo de cultivo de todos los fascismos abiertos o encubiertos que en la historia han sido” Galeano, y fascismos de los que Chile sufrió muchísimo. Orlando vivía en Santiago y no podía empatizar con la lucha de lxs manifestantxs por más de que, realmente, en algún punto piensen igual.
El objetivo que siento que alcanzó Guadalupe es porque creo que encontró el lugar desde donde desea contribuir para generar una sociedad mejor; “donde sí creo que puede sumar lo que hago es poder romper estas separaciones entre la gente […] poder también conversar con otra persona, no solamente en temas donde hay evidencias, sino también donde no nos ponemos de acuerdo en lo que pensamos pero donde veo que hoy es muy, muy difícil tener una conversación genuina, donde hay desacuerdo y que mantenga el respeto como una conversación civilizada pero no para ponernos de acuerdo necesariamente, no sé si me importa tanto ponernos de acuerdo en el sentido de que alguien cambie de opinión y lleguemos a un punto medio, no. Quiero que seamos capaces de poder no estar de acuerdo de una manera que no nos lastime” . Lo que desea desarmar Guadalupe son esas ideas que genera el tribalismo; hoy estás de un lado o estás del otro, se priorizan las peleas y se difunde odio y violencia por todos los medios de comunicación. Gritos, voces que se superponen; toda esa confusión que se genera se traslada a la vida cotidiana y ocasiona preocupación, ansiedad y rabia en la sociedad.
Dos
Mediante un evidente ejemplo entre la difusión de los accidentes de avión y los aviones que aterrizan satisfactoriamente, Guadalupe fundamenta su reflexión “Lo que llama más la atención se cuenta más, pero no necesariamente es lo que pasa más. […] Entonces por un lado es la parte periodística o de lo que sirve a nivel comunicación –sirve en el sentido de los incentivos económicos- pero también porque la gente, todos nosotros, consumimos eso”.
Si bien nuevamente no puedo cargar una responsabilidad a nosotrxs, lxs terrenales, puedo considerarnos cómplices y apoyar la teoría de Guadalupe: de alguna manera, todxs nosotrxs consumimos los medios de comunicación y no nos cuestionamos; ¿Qué es lo que nos lleva a consumirlos?.
No es casual: hay un sistema que construye una estructura que le otorga poder. Al ser la principal fuente de información en éste mundo tecnológico, los Medios cumplen un rol importantísimo para la clase dominante y a partir de ellos repiten los ideales que consideran como “normales”. Es un trabajo muy fino, minucioso y que a veces es muy difícil de observar, más cuando se crece con el concepto de normalidad difundido por el sistema capitalista.
Ésta concepción de la normalidad nos es difundida a través de las diferentes instituciones que conforman un Estado; las ideológicas como lo son la Escuela, la Iglesia, los Medios de Comunicación y las represivas como lo son la Policía, el Ejército y demás. De alguna manera, dichas instituciones te inducen a transitar el camino que es “normal”, marcando rigurosamente los límites y castigando a quien se aleje de aquello. Varía en todas las partes del mundo, en algunas naciones el camino es más estrecho, en otras es más amplio, pero –casi- todas se guían más o menos por lo mismo: el modelo de civilización alienante.
Creo que Guadalupe halló su objetivo en éste momento porque es en el cual puede contribuir a responder su pregunta guía: ”¿Cómo podemos hacer para vivir mejor como sociedades?” ; lo buscó varias veces y hoy desde la comunicación, el lugar desde donde puede desarrollar todo su conocimiento, su experiencia, su sabiduría e intentar hacer todo lo posible para vivir mejor como sociedades; aborda esta problemática principalmente desde un punto: la posverdad, término al que se refiere cuando las personas pese a los hechos y evidencias comprobadas deciden no creer en eso y crear su propia verdad a partir de creencias, sesgos e ideologías.
Un ejemplo de posverdad muy evidente que trata en su libro Pensar con Otros y en la entrevista es el del cambio climático; “sabemos que está ocurriendo y sabemos que los seres humanos somos en gran parte responsables de que eso ocurra y sabemos que es peligrosísimo y hay que resolverlo de alguna manera y de manera global, es un problema muy, muy complejo. Pero ahí hay evidencias y hay una verdad científica –no dogmática, sino una verdad sostenida en evidencias- y no toda la gente está alineada con eso. En mi caso yo sí. Obviamente me puedo equivocar pero siento que estoy basándome en las evidencias, en el consenso científico y hay un cambio climático”.
El cambio climático es una verdad, sobran ejemplos; la deforestación del Amazonas; sequías de ríos y lagos en Mendoza, en Chile; deshielo de glaciares; temperaturas insoportables; ¿quién puede dudar del cambio climático? ¿por qué se duda del cambio climático? ¿Por qué no se acciona contra el ecocidio?
“Pero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el veinte por ciento de la humanidad comete el ochenta por ciento de las agresiones contra la naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio, y es la humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables”. Eduardo Galeano siempre trató los problemas ecológicos y ésta cita del libro “Úselo y tírelo” en 1994 lo demuestra; no es un problema actual el que estamos atravesando y debemos nombrar a los responsables. “Las empresas que más éxito tienen en el mundo son las que más asesinan al mundo; y los países que deciden el destino del planeta son los que más méritos hacen para aniquilarlo” Galeano, otra vez.
Seguramente, como dijo Guadalupe, tengamos cierta implicancia con respecto al cambio climático pero no sé si puedo hablar de “responsabilidad” al pensarnos a nosotrxs, lxs terrenales. Como dijo Galeano, las empresas que más éxito tienen son las que más contaminan, los países que imponen la agenda –de medios de comunicación, de educación- son las que más mérito hacen para aniquilarlo; somos cómplices pero no podemos cargarnos la responsabilidad. Ejemplo: en el mes de abril de 2020 el Amazonas sufrió el mayor índice de deforestación de los últimos 10 años: 529 km2 fueron perdidos, 171% más que en abril de 2019; ¿ese ecocidio es responsabilidad nuestra?; las empresas avanzan sin ley que se lo impida, las vidas no valen, vale el mercado.
La tribu Yanomami habita la parte nórdica del Amazonas, viven en Brasil y Venezuela. Desde la década de 1980 buscadores de oro y garimpeiros (buscadores ilegales de piedras ‘preciosas’) acechan su tierra ilegalmente. El pueblo sufrió en la ya mencionada década una invasión de 40.000 garimpeiros que provocó un genocidio en el cual murió el 20% de la población. En abril de 2020, volvió a registrarse un número altísimo de buscadores ilegales en la zona: 25 mil. El avance de los explotadores provoca deforestación; la minería provoca contaminación de ríos, animales, bosques y principalmente, asesina gente; ¿éste ecocidio, éste asesinato de personas, es nuestra responsabilidad?
El consumo indiscriminado y la pérdida de consciencia sobre nuestros actos no son hechos aislados. La cantidad de carne que consumimos, la cantidad de basura que generamos, la cantidad de plástico que consumimos, el combustible de los autos y muchas otras causas más nos pueden categorizar de cómplices. Sin embargo, no creo, realmente no lo creo, que seamos responsables del ecocidio.
La posverdad, desde mi punto de vista, en cuanto al cambio climático, la generan los verdaderos responsables de éste ecocidio: las empresas, los países; el sistema capitalista.
El sistema que promueve una alimentación ganadera que no es sustentable para el ecosistema; el sistema que promueve como Estado al mercado y no a la sociedad; el sistema que promueve el progreso mediante sus políticas y extermina a lo que se diferencia como a los Yanomami; el sistema que cultiva en nuestra región para exportar pero acá hay cada vez más gente que no tiene para comer; el sistema capitalista que se enriquece por el ecocidio, ¿cómo no va a generar posverdad?.
Hay una verdad dogmática, como decía Guadalupe, sostenida en evidencias, ejemplos sobran, luchemos y aboguemos por nuestro bienestar, el bienestar humano.
“Para personas que no aceptan eso o lo niegan –el cambio climático-, esas personas estarían en una situación de posverdad. No necesariamente porque sean mala gente ni nada –por ahí alguno sí- pero me parece que esas confusiones tienen que ver con cuestiones muy personales y muy de la historia de cada uno y su contexto. Pero de la misma manera yo siento que sí puedo estar bajo posverdad en otros temas, o cada uno de nosotros, en realidad ¿no?”.
Luego de la profundización en el tema del cambio climático, continúo en la devolución de Guadalupe para remarcar una frase en particular; cada unx de nosotrxs puede estar en una situación de posverdad sin siquiera saberlo. Más allá de la autocrítica que debería hacer cada unx y ver por qué estamos a veces tan dispuestxs a discutir ciertas verdades comprobadas en evidencias, siento que deberíamos emanciparnos del querer generar una opinión sin tener argumentos o de querer generar una opinión basándonos en argumentos que escuchamos de panelistas en televisión o leemos de notas en páginas web.
La posverdad puede ocurrir hasta en los sucesos que más cerca nos tienen, voy a ejemplificar con Orlando, un chileno de más o menos 50 años que me aventó en la ruta en Mendoza; arrancamos viaje y como era el primer chileno con el que me cruzaba deseaba preguntarle sobre la situación social, los carabineros y demás, cuando le pregunté, no me sorprendió su respuesta. Me dijo que lo que estaban haciendo los carabineros “estaba perfecto” que quienes estaban en la plaza manifestándose “eran unos vagos”. Más allá de la incomodidad que generó en mi cabeza, sabía que el trayecto era largo y el aventón me servía, así que seguimos viaje. Llegando al final del trayecto se puso a hablar sobre su hija que estaba por terminar la carrera y que también era un “alivio” ya que la facultad era muy cara, estaba pagando “5000 dolares anuales”. ¿Cuántas personas se distancian de luchas por cómo nos lo cuenta el sistema; la televisión y los medios digitales? ¿Cuántas veces hablamos, como habló Orlando, sin siquiera saber qué es lo que está pasando realmente?
Siento que Orlando atraviesa un fenómeno que Guadalupe describe como tribalismo. Se trata de esas situaciones en las que las personas se agrupan con pares que piensan similar pero que también se sienten identificadas por un odio común hacia aquellas que piensan diferente. Ésta situación que divide en bandos, separa, viene desde hace un montón de tiempo; “caldo de cultivo de todos los fascismos abiertos o encubiertos que en la historia han sido” Galeano, y fascismos de los que Chile sufrió muchísimo. Orlando vivía en Santiago y no podía empatizar con la lucha de lxs manifestantxs por más de que, realmente, en algún punto piensen igual.
El objetivo que siento que alcanzó Guadalupe es porque creo que encontró el lugar desde donde desea contribuir para generar una sociedad mejor; “donde sí creo que puede sumar lo que hago es poder romper estas separaciones entre la gente […] poder también conversar con otra persona, no solamente en temas donde hay evidencias, sino también donde no nos ponemos de acuerdo en lo que pensamos pero donde veo que hoy es muy, muy difícil tener una conversación genuina, donde hay desacuerdo y que mantenga el respeto como una conversación civilizada pero no para ponernos de acuerdo necesariamente, no sé si me importa tanto ponernos de acuerdo en el sentido de que alguien cambie de opinión y lleguemos a un punto medio, no. Quiero que seamos capaces de poder no estar de acuerdo de una manera que no nos lastime” . Lo que desea desarmar Guadalupe son esas ideas que genera el tribalismo; hoy estás de un lado o estás del otro, se priorizan las peleas y se difunde odio y violencia por todos los medios de comunicación. Gritos, voces que se superponen; toda esa confusión que se genera se traslada a la vida cotidiana y ocasiona preocupación, ansiedad y rabia en la sociedad.
Dos
Mediante un evidente ejemplo entre la difusión de los accidentes de avión y los aviones que aterrizan satisfactoriamente, Guadalupe fundamenta su reflexión “Lo que llama más la atención se cuenta más, pero no necesariamente es lo que pasa más. […] Entonces por un lado es la parte periodística o de lo que sirve a nivel comunicación –sirve en el sentido de los incentivos económicos- pero también porque la gente, todos nosotros, consumimos eso”.
Si bien nuevamente no puedo cargar una responsabilidad a nosotrxs, lxs terrenales, puedo considerarnos cómplices y apoyar la teoría de Guadalupe: de alguna manera, todxs nosotrxs consumimos los medios de comunicación y no nos cuestionamos; ¿Qué es lo que nos lleva a consumirlos?.
No es casual: hay un sistema que construye una estructura que le otorga poder. Al ser la principal fuente de información en éste mundo tecnológico, los Medios cumplen un rol importantísimo para la clase dominante y a partir de ellos repiten los ideales que consideran como “normales”. Es un trabajo muy fino, minucioso y que a veces es muy difícil de observar, más cuando se crece con el concepto de normalidad difundido por el sistema capitalista.
Ésta concepción de la normalidad nos es difundida a través de las diferentes instituciones que conforman un Estado; las ideológicas como lo son la Escuela, la Iglesia, los Medios de Comunicación y las represivas como lo son la Policía, el Ejército y demás. De alguna manera, dichas instituciones te inducen a transitar el camino que es “normal”, marcando rigurosamente los límites y castigando a quien se aleje de aquello. Varía en todas las partes del mundo, en algunas naciones el camino es más estrecho, en otras es más amplio, pero –casi- todas se guían más o menos por lo mismo: el modelo de civilización alienante.
Dentro
de ésta “normalidad” consumista, mercantil, patriarcal,
heterosexual y blanca nos criamos. Somos instruidxs a caminar (de
pie o de rodillas) la senda de la normalidad perdiendo
la capacidad de construir pensamiento crítico. Al perder dicha aptitud,
aceptamos la definición de unxs pocxs como la lo normal, lo cierto, lo
verídico, aquello a lo que nunca le dedicaríamos un segundo de duda.
Perdida
(¿o ni siquiera aprendida?) la noción del juicio propio adoptamos hábitos y
pensamientos sin cuestionarnos si verdaderamente son autóctonos, si
verdaderamente los elaboramos.
La velocidad de vida, el ritmo de vida que nos es impuesto como “normal” nos debilita y facilita la pérdida del pensamiento crítico. Incluido en el camino de la normalidad están los Medios de Comunicación, quizás es por eso que resulta tan difícil -y desafiante- incluir ideas que los cuestionen o contradigan y así, reducir su poder.
La velocidad de vida, el ritmo de vida que nos es impuesto como “normal” nos debilita y facilita la pérdida del pensamiento crítico. Incluido en el camino de la normalidad están los Medios de Comunicación, quizás es por eso que resulta tan difícil -y desafiante- incluir ideas que los cuestionen o contradigan y así, reducir su poder.
Una
frase que siento que representa mucho el poder de los Medios en la sociedad
proviene del periodista español Ignacio Ramonet: “Se acabará considerando que:
los millones parados europeos, el saqueo ecológico y el retorno de los racismos
y los extremismos religiosos son simples espejismos, alucinaciones discordantes
al “mejor de los mundos” que construye, para nuestras conciencias
anestesiadas, el pensamiento único”.
El
Pensamiento Único es difundido por los diversos Medios de Comunicación que
actúan por intereses; circula información no chequeada, circula información
tergiversada, circula información que promueve el odio, circula información que
promueve el racismo, circula información que promueve la homofobia, circula
información que promueve la sexualización de cuerpos, circula todo menos
información.
Dejemos de ser cómplices de los Medios y pasemos
a aceptar nuestras realidades que seguramente sean las que pasan más.
Tres
“Es esencial la investigación profesional. […] Es esencial también el periodismo profesional. […] Pero aun así, necesitamos otra herramienta: en algún punto, cada uno de nosotros debe convertirse en un agente activo, un seleccionador de información confiable”.
Para convertirse en observadorxs activxs primero hay que entender que somos educadxs para ser observadorxs pasivxs; el cambio de un carril a otro viene desde la consciencia.
¿Cómo se genera la consciencia?. Creo haber descubierto hasta el momento dos elementos que aportan al despertar: el pensamiento crítico y el sufrimiento. El primero nos ayuda a cuestionar la normalidad que nos es impuesta, nos permite verla de una manera discordante. El segundo, es más complejo.
Vivimos en una normalidad que genera y promueve desigualdad, estigmatización; vivimos en una normalidad que genera y promueve seres individuales, etiquetados, enfrentados; se bastardea al gordx, se bastardea al negrx, se bastardea al homosexual, se bastardea a todo aquello que sea discordante a lo establecido por el sistema como “normal”. Se oprime constantemente.
Muchas de las personas que habitan éste mundo no encajan con la estética hegemónica que promueve el sistema y que es defendida por lxs observadorxs pasivxs bastardeando y señalando al otrx. Siento que aquellas personas que atraviesan el sufrimiento que genera el “no ser normal” o “no ser hegemónicx” y logran superarlo se cambian al carril de lxs observadorxs activxs. “Siempre me sentí bastante diferente del resto” admite Guadalupe, pero cree que la estigmatización que sufrió no fue importante en su construcción; quizás la cantidad de oportunidades que tuvo y las necesidades básicas satisfechas aportaron a atravesar el camino de la mejor manera. Sin embargo, es consciente y cree que otras personas no tienen ni tuvieron su misma suerte; “no me tocó, pero no me tocó a mí, sé que le tocó a un montón de otra gente entonces tenemos que mirarlo”. ¿Cuántas personas gozan de oportunidades? ¿Quiénes gozan de oportunidades? ¿Por qué ellxs sí y lxs otrxs no? ¿Cuántas personas viven con las necesidades básicas satisfechas? ¿Cuántas no y por qué no acceden a ellas?.
A través de lo que ella define como “interés” puede surgir un tercer elemento del despertar de la consciencia; “Yo no siento que tenga ninguna capacidad especial, eh. No siento que tenga nada que no pueda tener alguien más si quiere tenerlo –y tuvo las oportunidades que yo tuve-, es que no lo sé, para mí es interés”. El interés no es convencional; el interés en la actualidad está más asociado a un pago con tarjetas que a un accionar humano. Realmente, ¿Cuántas de nuestras acciones están hechas con interés? ¿Por qué todas nuestras acciones no pueden ser realizadas con interés? Todas las acciones; tirar la basura, consumir, generar vínculos, ¿Cuándo se perdió el interés?; quizás el ritmo de vida veloz propuesto como “normal” por parte del sistema lo fue debilitando.
Lo cierto es que el interés de Guadalupe actualmente está en la búsqueda de observadorxs activxs “‘Ey, los que estamos más callados, hola, no sé, hagamos una banderita tipo estamos acá, somos más’. No sé cuántos somos, quizás somos la mayoría y no lo sabemos, ni idea. Pero hoy creo que lo que más nos puede ayudar a que éste tipo de cosas que estábamos hablando cambien pasa por juntar masa crítica de gente que ve estos problemas y que tiene ganas de hacer algo, la oportunidad de hacer algo desde su lado y nada, juntarnos entre nosotros, reconocernos”.
Nosotros también estamos buscando observadorxs activxs, intentando agruparnos y buscar más voces en éste presente tan monocorde; por eso hablamos con Guadalupe, una observadora activa. Para luchar contra el cambio climático, para luchar contra la posverdad, para luchar contra el ecocidio, para luchar contra el tribalismo, para luchar contra los medios de comunicación, para luchar contra la desigualdad, para luchar contra la estigmatización hay que romper con la “normalidad”, hay que romper el cascarón.
“El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas.” Demian
El pájaro son lxs observadorxs pasivxs, el cascarón es la “normalidad”; quien quiera nacer tiene que destruir la normalidad. El pájaro rompió el cascarón y se convirtió en unx observadorx activx, vuela hacia dios que es Abraxas, Abraxas es aceptar nuestra realidad.
Tres
“Es esencial la investigación profesional. […] Es esencial también el periodismo profesional. […] Pero aun así, necesitamos otra herramienta: en algún punto, cada uno de nosotros debe convertirse en un agente activo, un seleccionador de información confiable”.
Para convertirse en observadorxs activxs primero hay que entender que somos educadxs para ser observadorxs pasivxs; el cambio de un carril a otro viene desde la consciencia.
¿Cómo se genera la consciencia?. Creo haber descubierto hasta el momento dos elementos que aportan al despertar: el pensamiento crítico y el sufrimiento. El primero nos ayuda a cuestionar la normalidad que nos es impuesta, nos permite verla de una manera discordante. El segundo, es más complejo.
Vivimos en una normalidad que genera y promueve desigualdad, estigmatización; vivimos en una normalidad que genera y promueve seres individuales, etiquetados, enfrentados; se bastardea al gordx, se bastardea al negrx, se bastardea al homosexual, se bastardea a todo aquello que sea discordante a lo establecido por el sistema como “normal”. Se oprime constantemente.
Muchas de las personas que habitan éste mundo no encajan con la estética hegemónica que promueve el sistema y que es defendida por lxs observadorxs pasivxs bastardeando y señalando al otrx. Siento que aquellas personas que atraviesan el sufrimiento que genera el “no ser normal” o “no ser hegemónicx” y logran superarlo se cambian al carril de lxs observadorxs activxs. “Siempre me sentí bastante diferente del resto” admite Guadalupe, pero cree que la estigmatización que sufrió no fue importante en su construcción; quizás la cantidad de oportunidades que tuvo y las necesidades básicas satisfechas aportaron a atravesar el camino de la mejor manera. Sin embargo, es consciente y cree que otras personas no tienen ni tuvieron su misma suerte; “no me tocó, pero no me tocó a mí, sé que le tocó a un montón de otra gente entonces tenemos que mirarlo”. ¿Cuántas personas gozan de oportunidades? ¿Quiénes gozan de oportunidades? ¿Por qué ellxs sí y lxs otrxs no? ¿Cuántas personas viven con las necesidades básicas satisfechas? ¿Cuántas no y por qué no acceden a ellas?.
A través de lo que ella define como “interés” puede surgir un tercer elemento del despertar de la consciencia; “Yo no siento que tenga ninguna capacidad especial, eh. No siento que tenga nada que no pueda tener alguien más si quiere tenerlo –y tuvo las oportunidades que yo tuve-, es que no lo sé, para mí es interés”. El interés no es convencional; el interés en la actualidad está más asociado a un pago con tarjetas que a un accionar humano. Realmente, ¿Cuántas de nuestras acciones están hechas con interés? ¿Por qué todas nuestras acciones no pueden ser realizadas con interés? Todas las acciones; tirar la basura, consumir, generar vínculos, ¿Cuándo se perdió el interés?; quizás el ritmo de vida veloz propuesto como “normal” por parte del sistema lo fue debilitando.
Lo cierto es que el interés de Guadalupe actualmente está en la búsqueda de observadorxs activxs “‘Ey, los que estamos más callados, hola, no sé, hagamos una banderita tipo estamos acá, somos más’. No sé cuántos somos, quizás somos la mayoría y no lo sabemos, ni idea. Pero hoy creo que lo que más nos puede ayudar a que éste tipo de cosas que estábamos hablando cambien pasa por juntar masa crítica de gente que ve estos problemas y que tiene ganas de hacer algo, la oportunidad de hacer algo desde su lado y nada, juntarnos entre nosotros, reconocernos”.
Nosotros también estamos buscando observadorxs activxs, intentando agruparnos y buscar más voces en éste presente tan monocorde; por eso hablamos con Guadalupe, una observadora activa. Para luchar contra el cambio climático, para luchar contra la posverdad, para luchar contra el ecocidio, para luchar contra el tribalismo, para luchar contra los medios de comunicación, para luchar contra la desigualdad, para luchar contra la estigmatización hay que romper con la “normalidad”, hay que romper el cascarón.
“El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas.” Demian
El pájaro son lxs observadorxs pasivxs, el cascarón es la “normalidad”; quien quiera nacer tiene que destruir la normalidad. El pájaro rompió el cascarón y se convirtió en unx observadorx activx, vuela hacia dios que es Abraxas, Abraxas es aceptar nuestra realidad.
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